I
Ya me hacía falta. No se si a quienes leen también, pero a quien esto escribe ya le hacía falta. Luego de más de un mes de no llenar de bits este espacio, el volver a redactar una entrada se siente como volver a casa a descansar, a tomar un café, y a acariciar al gato y al perro. Primero fueron problemas técnicos: al menos a mi se me había olvidado que las computadoras fallan; después el tiempo, que pasa... pasa... pasa...
¿En qué había quedado? Eso no se me olvida, hablaba de la Iniciativa de Budapest. Se me había quedado en la cabeza un detalle principal: la relación entre la tradición académica de las publicaciones y el desarrollo de la internet. Tal detalle no se me pegó en el seso, como una garrapata, gratuitamente, sino porque al lado mío, a un hombro de distancia, Rolando Coto -ojeroso y tenso, pero siempre de buen humor- programaba el D-space que habrá de ser el Repositorio Institucional de la Universidad de Costa Rica.
Hoy escribo lejos de mi amigo y de la Universidad, en una mesa vacía de papeles, no obstante llena de la alegría distante que el recuerdo de ambos me transmite; ya me hacía falta volver a sentir la belleza del acceso abierto, y volver a pensar en la belleza de esta filosofía que en mi opinión puede cambiar el mundo.
II
Debo retornar ahora mismo al viejo estilo mesurado y modesto del blog institucional; debo iniciar esta segunda parte con algo así como... el acceso abierto a los productos de la investigación dentro de las academias es proyectado por la BOAI a partir de dos estrategias:
- El auto archivo.
- Las publicaciones periódicas en AA.
Sobre el auto archivo, sin embargo, la Iniciativa no es muy clara:
I. Auto Archivo: Primero: Los académicos requieren herramientas y asistencia para depositar sus artículos referidos en archivos electrónicos abiertos, una prácticas comúnmente denominada "auto-archivo". Cuando estos archivos alcanzan los estándares creados por la Iniciativa de Acceso Abierto, los buscadores y otras herramientas pueden tratar los archivos separados como uno. Los usuarios no necesitan saber qué archivos existen o dónde se localizan para encontrarlos y usar su contenido.
Releyendo, tal vez pueda ofrecer una definición del auto archivo que versaría mas o menos así: "depósito de artículos científicos, por parte de los académicos, en un archivo electrónico abierto". Aunque con ella solamente levantaría la pregunta: ¿qué es un archivo electrónico abierto?, a lo cual la BOAI no da respuesta.
Más información sobre esta estrategia la encuentro en el ya compartido artículo de Peter Suber A very brief..., en el cual se califica al auto archivo como un mecanismo del Acceso Abierto:
Los archivos o depósitos de acceso abierto no cuentan con revisión externa por parte de expertos, sino que simplemente ponen su contenido a disposición de todo el mundo. Pueden contener borradores sin revisar, artículos definitivos, o ambos. Los archivos pueden pertenecer a instituciones, como universidades o laboratorios, y a diferentes disciplinas, ya sea física o economía. Los autores archivan sus borradores sin el permiso de nadie, y ya son mayoría las revistas que permiten que los autores lo hagan así. Cuando los archivos cumplen los criterios del protocolo para la transmisión de metadatos de la Iniciativa de Archivos Abiertos (OAI), adquieren interoperabilidad y los usuarios pueden encontrar el contenido sin conocer cuáles son los archivos colgados, dónde están ubicados, ni de qué tratan. Hoy en día existen programas informáticos de código abierto para construir y mantener archivos que cumplen con los requisitos OAI y se dan las circunstancias mundiales adecuadas para usarlos. El coste del archivo es insignificante: un poco de espacio en un servidor y un poco de tiempo de un técnico.
Más descriptivo que definitorio, Suber se concentra en la metodología del auto archivo; por lo cual sigo sin encontrar una respuesta certera para la pregunta surgida de la Iniciativa. Ahora bien, quizás lo mejor sea, entonces, perseguir los enlaces que la misma BOAI aporta sobre el tema; así, para el auto archivo, la Iniciativa de Budapest nos enlaza con The Self Archiving Iniciative.
III
Antes de introducirme en el comentario de una nueva Iniciativa, quisiera sacar algunas ideas en limpio. En principio, la consecución del acceso abierto a la investigación posee mecanismos: el auto archivo y la publicación periódica.
El primero hace referencia al depósito de los artículos científicos por parte de los académicos en un archivo digital, en el cual no existe un proceso de revisión entre pares y, en consecuencia, pueden ser depositados tanto post-prints como pre-prints. El segundo trata tanto de la transición de muchas revistas académicas al formato del acceso abierto, como de la creación de nuevas publicaciones científicas en este mismo formato, para lo cual es indispensable la edición digital. Estas revistas no se diferencian en su gestión editorial de las antiguas revistas científicas salvo por el hecho de evitar las barreras económicas para los lectores. Divergen del auto archivo principalmente por el proceso de revisión entre pares.
Con lo anterior quedan explicados los dos mecanismos al menos de manera general; al mismo tiempo queda explícita mucha de la jerga de la edición científica y del acceso abierto que habré de aclarar en próxima entradas.
Además, queda abierta la principal pregunta surgida en esta entrada: ¿qu
por José Miguel Vargas
(Nota: a esta entrada le faltan hipervínculos,
pronto seran introducidos)
(Nota: a esta entrada le faltan hipervínculos,
pronto seran introducidos)